A fin de cuentas no somos más que una suma de árboles, de calles y alumbrado público, hemos absorbido un poco de casas de pasto de transporte, respiramos los colores de la tarde, hemos bebido de los niños jugando afuera, una a una hemos saboreado las peleas los festejos, no hablamos mas que de nuestra tierra, cantamos nuestro barrio, escribimos las calles, las paredes y los olores y no conocemos más personas que la que habita al lado, hemos retratado tantas veces nuestro entorno que ahora los viajes y las postales nos confunden.
volvemos al hogar y ya no miramos lo mismo, no encontramos lugar en nuestra cama, y los besos y la comida se nos hacen nudo entre el pecho y la espalda, propongo como solución, el encadenamiento perpetuo a la pata de la silla o de mi cama, el alimento constante pero sin variaciones, y que los besos que se precisen desde la edad temprana, sean cubiertos de acuerdo al tiempo por la mujer que uno ama.
Pasa el tiempo y sigues tan presente como el primer dia.