Nunca he contemplado el adiós, por lo inmensos que somos cuando estamos juntos, la alegría encontrada en nuestras sonrisas, los abrazos que con tanta ternura enlazan nuestros cuerpos con una cadencia infinita, nuestras miradas que contemplan más de un universo enraizados en nuestras pupilas, tus manos frágiles caricias del alma, cuando un roce es sólo una parte de su bondad, tu sentido del humor afilado en espera del momento mágico, acompañado de tus dulce sonrisa, tu calma, parte de tu virtud que te hace grande.
Pero si fuera parte de tu adiós, sólo te pediría un sólo favor por todo lo que me quieres, que cada recuerdo de una fragancia de nuestros días felices, cada palabra, que unida con un te amo fue algo cotidiano en nuestro vocabulario, cada gesto, que era sólo un poco de nuestro particular lenguaje, cada sonrisa oro puro para mis oídos que hacia resonar tu eco en mi corazón, cada mirada con tus preciosos ojos que nunca podré olvidar por que me los llevó tatuados en mi alma, y cuyo grandeza es por la nobleza que de ellos destella, cada latido de un corazón que pudo soportar tanta dicha de un ser tan mágico como el mismo universo, tus pasos firmes en tu convicción para amar con una fuerza que nunca jamás podré encontrar, tus manos, bendición de un ángel que en ocasiones llegaba a mis manos entretejiendo mi alma con la tuya, tus abrazos una respuesta natural al sentirte amada en cuyo cause me perdía y se me olvidaba el mundo, que todo lo olvides y no dejes resquicios de mi infortunio y que seas capaz de voltear al pasado y nunca encontrarme, por que el sentimiento horrible de no tenerte, inunda mis ojos, revuelve mis sentidos, hace que no sea a quien conociste pero lo que invade mi corazón es la rabia de no poder detenerte, por que este sentir nunca quisiera que lo sintieras y con uno que lo padezca es suficiente.
Te amo preciosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario